Cruz-Coke, por entonces, era presidenta de las mujeres del Partido Conservador y desde esa posición participó en la campaña presidencial de Pedro Enrique Alfonso. "Como yo era católica practicante, fui un muy buen aporte para una campaña radical, porque en esa época todavía existía esa oposición entre masones y católicos. El exhibir a una católica atraía votos de centro y del socialcristianismo a los radicales", explica. Y cuenta una anécdota que grafica el ambiente poco tolerante de esos años. "En uno de mis discursos dije que Cristo también había venido a morir por los radicales. ¡Fue un escándalo! La gente de derecha me preguntaba cómo había podido decir una ‘barbaridad’ tan grande y hubo amigas que nunca más me convidaron a sus casas".
Aunque ella sabía que Alfonso perdería, vivió el día de la votación con tranquilidad y emoción. "Sufragué en Providencia con la certeza de que estaba votando por un perdedor, pero igual hicimos una campaña muy bonita. Además, yo era apoderada general, así es que revisábamos las mesas. Me sentí absolutamente participante. El voto me dio un derecho: el derecho a entrar y participar; y creo que ahí partió mi afán por la acción política".

No hay comentarios:
Publicar un comentario