jueves, 21 de mayo de 2009

Temor Al Voto Femenino

Marta Cruz-Coke, gestora cultural y primera mujer en la historia de Chile a cargo de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Dibam, recuerda: "Alessandri había otorgado el derecho a votar en las municipales y se había registrado, tal como temían los hombres, una avalancha de preferencias en el sector conservador. Y cuando, años más tarde, se logró el derecho a voto pleno, había incertidumbre respecto a qué sector beneficiarían esos votos. Fue casi lo mismo que hoy ocurre con los votos de los jóvenes: tampoco se sabe a quiénes favorecerán. Los hombres tenían miedo porque las mujeres éramos impredecibles y podíamos cambiar el panorama político". Esta tesis también la compartía la emblemática líder feminista y fundadora del Memch (Movimiento Emancipador de la Mujer Chilena), Elena Caffarena. Ella estaba segura de que el voto municipal no se concedió por vocación democrática, sino para observar el comportamiento político de la mujer. Por algo, explicaba, el voto femenino pleno tardó otros 20 años más en llegar.

Cruz-Coke, por entonces, era presidenta de las mujeres del Partido Conservador y desde esa posición participó en la campaña presidencial de Pedro Enrique Alfonso. "Como yo era católica practicante, fui un muy buen aporte para una campaña radical, porque en esa época todavía existía esa oposición entre masones y católicos. El exhibir a una católica atraía votos de centro y del socialcristianismo a los radicales", explica. Y cuenta una anécdota que grafica el ambiente poco tolerante de esos años. "En uno de mis discursos dije que Cristo también había venido a morir por los radicales. ¡Fue un escándalo! La gente de derecha me preguntaba cómo había podido decir una ‘barbaridad’ tan grande y hubo amigas que nunca más me convidaron a sus casas".

Aunque ella sabía que Alfonso perdería, vivió el día de la votación con tranquilidad y emoción. "Sufragué en Providencia con la certeza de que estaba votando por un perdedor, pero igual hicimos una campaña muy bonita. Además, yo era apoderada general, así es que revisábamos las mesas. Me sentí absolutamente participante. El voto me dio un derecho: el derecho a entrar y participar; y creo que ahí partió mi afán por la acción política".

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